lunes, 25 de febrero de 2013

IDIOCRACIA — CUANDO EL FUTURO NOS ALCANZA


Afiche; así de perdidos nos vamos a ver
Debe haber una moraleja en esta película de MIKE JUDGE que nos hostigue a tomar medidas, pero YA, para evitar el futuro que su satírica fábula muestra. Será en vano, no obstante, que extraigamos dicha enseñanza y “forcemos” la situación para impedir la catástrofe. El problema no es tanto el resultado como su autor: la persona.

Una vez y otra volvemos a este punto, un giro incesante, como suerte de dédalo, cuyos caminos, por variados que se antojen, terminan conduciendo al mismo descorazonador centro. Idiocracia, usando recursos de la ciencia ficción distópica, trata de alertarnos (aunque con pocas ganas; Judge ya da por perdida la lucha, como en vano CASANDRA previno contra el regalo aqueo) de la galopante estulticia en la que estamos cayendo. No ha debido esforzarse, tan sólo exagerar varios “supuestos” que colman nuestra parrilla televisiva y las estadísticas sobre la pobreza académica del estudiante, cómo la mutilación del lenguaje, oral o escrito (léase, abuso de SMS y emoticonos), va empobreciendo la capacidad razonadora, pues menos se esfuerza el cerebro, y se tiende a una “Sociedad pictográfica” que no precisa hablar, sólo indicar el dibujito.

JOE BAUERS "llega al futuro" 'surfeando' en la basura
Idiocracia también critica el conformismo en que la masa suele caer. Y recordemos que “la masa” (la Sociedad) la componen personas, dispuestas a contagiar su ejemplo de improductividad, pasotismo, decadencia, con acelerada velocidad al resto. (Aunque algunos se dejan contaminar por miedo al rechazo.)

Judge presenta a un sujeto anodino y por completo ajustado a la media, JOE BAUERS (LUKE WILSON), seleccionado para protagonizar un ambicioso proyecto del Ejército norteamericano sobre hibernación. Temiendo el Alto Mando la galopante decadencia intelectual que pudre a la masa, decide criogenizar a lo mejor y más productivo de ella para que, en el futuro, pueda liderar y enmendar lo que la abúlica Sociedad, sin cultura, preparación o ambición, estropee.

La gramática de 2505; con lo bien-bonito que es escribir....
Pero no va a cascar a un genio, que escasean. Elige a Joe, descartable por su insignificancia, y que teóricamente debe permanecer un año congelado, para así probar la eficacia del experimento. Su éxito garantizará que los Genios del Mundo perduren hasta el momento de sacar a la masa del atolladero en que ella misma se ha metido.

Judge parece, con la ayuda de ETHAN COHEN, mofarse de ETERNAMENTE JOVEN, porque el proceso, salvando la tecnológica distancia, de congelación es parecido al que sufrió MEL GIBSON, aunque por una causa falta del dramático romanticismo.

Joe descubre que en 2505 GATORADE se usa para regar
Joe no estará solo. Lo “acompañará” RITA (MAYA RUDOLPH), una prostituta que, a cambio de dinero e indulgencia con su ficha policial, acepta someterse a la prueba.

Pero todo va mal y despiertan en 2505. El mapa de Norteamérica (podemos suponer que el resto del globo, por ‘simpatía’, está igual —sólo se pega lo malo—) es desolador. El país pertenece a dos o tres Corporaciones, que han aturdido al vulgo con consignas publicitarias, y la política es un cachondeo de iletrados procaces, mal hablados, espejo empero de la persona que les eligió.

RITA, otra "crononauta" como Joe, integrada en el Gobierno
El nivel educativo es mínimo-nimio; la falta ortográfica, la norma, y el hablar corriente, una sarta de imprecaciones y macarradas que transforman el garlar de Joe, lo corriente hoy día, en elaborado lenguaje culterano, un “hablar de maricones”, según el personal de 2505. (Claro, cuando no se ingenia nada mejor, apelamos al descalificativo sexual. Clara evidencia de la microinteligencia del que así insulta.)

Joe no puede creer que alguien con su mediocre expediente (porque era de los de trabajar, tener aspiraciones, “es de mariconas”), sea estimado el hombre más listo del país, y elevado a Secretario del Interior por el exótico PRESIDENTE CAMACHO (TERRY CREWS), un actor porno ex luchador de wrestling (no nos sorprendamos; cualquier día pasa) que dirige la nación adoptando poses de lucha y pegando tiros.

Joe y un "genio" de 2505: FRITO, su abogado defensor
Joe comprende entonces qué tragedia supone haber carecido de la ambición para mejorar su vida. Cómodamente instalado en su insignificante y rutinario empleo de bibliotecario militar, atiborrado de chucherías y telebasura (excelencias del futuro), justificaba su indolencia con ‘sofismas’ “filosóficos” que apaciguaban su conciencia.

Rita, por mor de su profesión, está más espabilada, aunque intenta no destacar mucho. Hacerlo (sabe) es señalarse por la masa, cebada de mediocridad, y que envidiaría sus logros. ¿Quién quiere problemas? Disfraza, pues, su talento, o lo modifica lo bastante como para rendirle un suficiente beneficio. Y a vivir.

El PRESIDENTE CAMACHO muestra que la fuerza da razón
Evita, pues, el destino de Joe, obligado a arreglar los graves (mucho) problemas de Norteamérica en una semana, so pena de ir a prisión y que una tremenda mole se le siente en la cara. (Su fuga, cuando le encarcelan la primera vez, da la medida exacta del nivel intelectual de 2505, y es momento crucial para él, pues se percata del drama de la indolencia, y cómo le había contaminado.) Y no debe ser tan tonto como se estima, pues resuelve las Paradojas espaciotemporales, aunque con dolor de cabeza.

Frito quiere rollo con Rita; le va la marcha
Judge hace reflexionar, mediante Rita, en la situación que padece el listo de la clase, menospreciado por sus compañeros, muy contentos de chapotear en el cenagal de su mediocridad. La masa bufa de celosa rabia ante el empollón, que, no obstante, para sobrevivir al abrasivo ambiente, debe idiotizarse y evitar soliviantar a la lerda mayoría, ávida de espectáculos de calidad ínfima y apostando, decidida, por la ignorancia.

¡Premio por listo! ¡Presidente Joe!
Es terrible tener que recurrir a esa ‘estrategia’ para evitarse palizas o descalificativos de índole sexual. Lamentable no poder demostrar, sin complejos, qué mejor se es respecto a la masa, que lo odia porque nunca podrá estar a su altura, y aun lo intima a renegar de sus logros. Y, ¡ay de ti!, de no obedecer esta exigencia en especial. Todos, es la consigna, deben estar en un mismo e ínfimo rasero, tolerándose algún aspaviento de “geniecillo” incapaz como para justificar cierta estadística.

Joe salva 2505 y, junto a Rita y su prole, los niños más listos del mundo, el resto del planeta, hay que imaginar, minado sin embargo por la estirpe de los FRITO (DAX SHEPARD) y similares, triste indicativo de que, pese a todo, cuanto más cambian las cosas, más iguales siguen. Resignación, ¡señores!

Vuestro Scriptor.

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